miércoles, 5 de abril de 2017

“LA DANZA PERDIDA: 

identidad, evolución y fe”


El significado de esta danza es la conquista de México, antiguamente se representaban tres artes; teatro, música y danza y se escenificaba la llegada de los españoles al puerto de Veracruz, hasta la caída de Moctezuma.
La danza de la pluma es una danza guerrera y probablemente por eso está integrada solo por varones, a excepción de los papeles de Malintzin y Doña Marina que son representadas por dos niñas. Al brincar los danzantes demuestran la gran energía, la habilidad; ésta es una característica que se considera para ir asignando los puestos que ocuparán los danzantes.



La danza de la pluma es de las joyas culturales más importantes del estado de Oaxaca, México, orgullo de los zapotecos y símbolo emblemático de la guelaguetza .No solo es rico y fastuoso desde un punto de vista estético, sino también desde una concepción simbólica y ritual, cuyos orígenes datan de la época colonial en el siglo XVI, con antecedentes desde la época prehispánica como una danza que el pueblo mexica realizaba en honor de la diosa Centeotl o Diosa del maíz y de su similar del pueblo zapoteco la deidad Pitao Cozobi.


Es en las primeras décadas del siglo pasado (siglo XX), en uno de los pueblos de los valles centrales “ La Trinidad ” perteneciente al municipio de Trinidad Zaachila, Oaxaca, lugar de hermosas tradiciones, como son la danza de la pluma, el carnaval y los concheros. Que en honor de una festividad religiosa dedicada al Santo Patrono de la Santísima Trinidad (de ahí el nombre del pueblo) y con motivo de estas celebraciones, tiene lugar en dicha localidad la famosa “Danza de la Pluma”, también conocida como “Danza de la Conquista”.



Existen diferencias regionales que son identificables en la danza, por ejemplo en Teotitlán del Valle (lugar que visitamos), los brocados y grecas en las vestimentas tratan de significar un apego a sus raíces y su pueblo, replicando estos motivos geométricos que están presentes en los vestigios arqueológicos de un “palacio” adosado a la iglesia y en las piezas prehispánicas descontextualizadas que se encuentran presentes en diversas partes del recinto religioso.

Otro punto importante referente a este tema es el tocado de plumas (penacho), que inicial e históricamente constaba únicamente de manojos de plumas de tres colores (verde, blanco y rojo), en Teotitlán, existe actualmente una rica gama de diseños y colores en los tocados que son fabricados artesanalmente por amantecas (trabajadores de plumas) y maestros de danza de la región. Cabe resaltar, que el vestuario igualmente es teñido con tonos naturales que se obtienen de diversas raíces y plantas, como lo es la grana cochinilla que se extrae directamente de una bacteria que ataca a las nopaleras.


Las generalidades de la danza, nos mencionan que esta se compone de dos bandos antagónicos:
El primer grupo es el de los españoles , formado por Hernán Cortés, Pedro de Alvarado, 2 pajes, 1 sargento, 1 teniente, 2 soldados y 1 alférez; este último, enarbola la bandera española. El segundo grupo es el de los aztecas, figurando aquí el emperador Moctezuma, dos teotiles, dos capitanes de puerta y cuatro reyes. En Teotitlán, esto se ha modificado y adecuado a la actualidad de la comunidad, que busca rescatar por todos los medios la identidad zapoteca de la danza y que ha excluido al bando español y lo ha suplido con 18 danzantes representando al bando indígena.

También se encuentran uno o dos “Bene Gop o Campos”, conocidos como los negritos, aparentemente su papel es muy denigrante, pero en realidad no, el “campo” ocupa el lugar de un danzante cuando éste falta, por lo tanto debe saber bailar, estos personajes siguen toda la danza protegiendo a los participantes y ayudando a la participación activa de la comunidad.


El público se ha quedado con la tradición de que el campo solo sirve para robar besos, incluso a los niños les causa miedo. En la escenificación antigua entraban dos bandos, el de Cortés y el de Moctezuma, la función del “campo” era vigilar que estuviera haciendo el otro bando y no llegaba a avisar con palabras, si no con puras señas, al ir de negros se confundían con la noche. En la danza de la pluma solo hay dos personajes femeninos; doña Marina y la Zihualpila. Doña Marina es la persona que acompañaba a Cortés porque tenía la habilidad de entender el náhuatl y el español. La Zihualpila es la esposa de Moctezuma, a ellas se les conoce comúnmente como las malinches. El baile que hacen las malinches representa la disputa del penacho de Moctezuma, simula una pelea. La riqueza cultural que significa la danza y la carga simbólica con la que los participantes retratan la historia y la manera en que esta converge con la actualidad de los zapotecos de Teotitlán del Valle es digna de estudio y de admiración, la idea es formar un vínculo con la comunidad y que ellos sean los beneficiados principales con la realización del documental “La Danza Perdida”.


El culto a los dioses tutelares de Palenque 


Los templos que forman el Grupo de las Cruces en Palenque fueron concebidos como la imagen del universo, simbolizando los lugares míticos donde habían nacido los dioses tutelares de la ciudad: el Templo de la Cruz, dedicado al Dios Sol Celeste; el Templo de la Cruz Foliada dedicado al Dios K’awiil, patrono de la agricultura y del grupo gobernante; y el Templo del Sol, dedicado al Dios Escudo de Rostro Solar, que personificaba al sol en su trayecto nocturno y era el patrón de la guerra. Los portaincensarios fueron parte fundamental de las ceremonias religiosas en dichos templos, como se ha notado al leer las inscripciones glíficas, las que mencionan su nombre: Ox p’uluut k’u, “dioses-incensarios”. Estos objetos se usaban aproximadamente 20 años; al término de este tiempo morían simbólicamente y eran sepultados en los basamentos de los templos. El cuerpo cilíndrico estuvo decorado con imágenes del Dios Celeste y del Dios Escudo de Rostro Solar, y en menor número con rostros humanos, antepasados que también eran venerados. En la parte superior se colocaban los braseros para quemar copal junto con la sangre obtenida del autosacrificio. La costumbre de renovarlos continuamente explica por qué se han encontrado tantos ejemplares: a la fecha, más de un centenar. 



Por George Gammel Angell

viernes, 31 de marzo de 2017

Los acueductos en Tenochtitlán y su reutilización colonial


La ubicación de México-Tenochtitlán, en medio del gran lago Texcoco cargado hacia su borde occidental y tomando en cuenta que dicho lago era salobre, siempre necesitó de implementos hidráulicos que trajeran agua corriente potable de los alrededores hacia la gran urbe. Una vez que Cortés se instaló en Cholula, el capitán Diego de Ordaz acompañado por algunos españoles e indígenas aliados, pidió permiso a Cortés para buscar la cumbre del majestuoso Popocatépetl que se erigía ante los españoles.


Ordaz junto con pocos hombres lograron la hazaña de hacer cumbre en el coloso, aprovecharon el hecho para recolectar azufre que se utiliza en la fabricación de pólvora y durante su descenso pudieron observar como el lago Texcoco lucía como enjoyado con 4 ciudades principales que refulgían al sol: Tlatelolco, Tacuba, Texcoco y por supuesto Tenochtitlán, esto también sirvió para tener una vista privilegiada de los campos de cultivo y los sistemas de canales y acueductos que bañaban de agua cristalina la gran ciudad.

De acuerdo con descripciones del siglo XVI e investigaciones arqueológicas, de Chapultepéc manaba agua potable de diferentes ojos de agua o manantiales, desde la época prehispánica esto fue aprovechado por los mexica para llevar agua a su ciudad, se piensa que el principal manantial de Chapultepéc era de dos caños o tubos de barro, uno para traer y otro para evacuar el agua ya contaminada de la ciudad, la extrema higiene mexica puede ser un mito debido a la necesidad de abono para sus chinampas flotantes en el lago y al no existir animales de tiro, el único medio de abono natural era el excremento humano, lo que seguramente aumentó considerablemente la contaminación del lago. Así mismo si tomamos en cuenta las prácticas funerarias de los macehuales donde los muertos eran enterrados debajo de la casa, cerca del fogón, esto podría ponerse en duda.


Sin embargo, una de las tácticas usadas por Cortés en el sitio final de cerca de 80 días bajo el que puso a Tenochtitlán, fue el cortar el flujo de agua corriente proveniente de Chapultepéc para así debilitar a los defensores de la ciudad de Huitzilopochtli. Una vez consumada la caída de Tenochtitlán, y bajo el mando de Cortés que pensó en reconstruirla, una de las primeras órdenes fue la de reparar y remozar dicho acueducto, con las implementaciones a través del tiempo, y con la edificación del Castillo de Chapultepéc, el acueducto que sufrió diversas modificaciones fue dotado de 3 fuentes que funcionaron a manera de cajas de agua para repartir el líquido por medio de los ramales de Salto del Agua, Izazaga y Belén.


La importancia de este acueducto es que sigue la traza del acueducto prehispánico de Chapultepéc, esto lo tenemos también reflejado en otros elementos arquitectónicos como la albarrada de Nezahualcóyotl, sobre la que presuntamente se construyó el actual albarradón de Ecatepéc. Mucho de este acueducto se ha visto destruido a través del tiempo y actualmente solo quedan algunos arcos sobre avenida Chapultepéc y dentro de la barda perimetral del Castillo. La continuación arquitectónica de estos espacios de origen prehispánico y su reutilización en época colonial, nos pueden dar una idea del alto grado de ingeniería que lograron desarrollar los mexica.




Para saber más:
Acueductos de México, Yolanda Bravo Saldaña.

La arqueología de Chapultepéc en el plano del Real Sitio de 1792, María de la Luz Moreno Cabrera.

martes, 28 de marzo de 2017

Mito de Huémac y Cincalco


Cuando Huémac era tlatoani de Tula, les ordenó a los nonohualcas que lo cuidaban, que le llevasen a su casa una mujer que tuviera cuatro palmas de caderas. Cuando se la llevaron, Huémac se dio cuenta que no tenía las medidas por él solicitadas y les reclamó. Los nonohualcas se enojaron ante el reclamo y decidieron pelear contra los toltecas al grito de ¡Muera Huémac! El rey huyó y se fue a refugiar a una cueva de Cincalco. Pero encontraron su escondite, lo sacaron y lo mataron a flechazos. Al morir el tlatoani, la ciudad de Tula cayó por unas amplias caderas no encontradas.



Un buen día, siendo rey de Tula Huémac, decidió jugar con los tlaloques, los dioses de la lluvia, al sagrado juego de pelota. Los jugadores decidieron que el equipo que ganase tendría como premio chalchihuites y plumas de quetzal. El vencedor fue Huémac y los tlaloques le entregaron elotes y hojas de maíz verde.

Ante la burla, Huémac montó en cólera y exclamó: ¿Por ventura, eso es lo que gané? ¿Acaso no chalchihuites? ¿Acaso no plumas de quetzal? De mala gana los tlaloques le entregaron el premio acordado, pero rencorosos deciden molestarlo haciéndole pasar dificultades por no menos de cuatro años.

Primero le enviaron una fuerte helada que quemó las cosechas y los frutos de la tierra; luego, provocaron un calor tremendo que ocasionó que los magueyes, los nopales y los árboles se secaran, todo se rompió a causa de ese espantoso calor, y los toltecas fenecieron de hambre.

A los cuatro años, los tlaloques aparecieron en Chapultepec y anunciaron que los toltecas se acabarían. Entonces, un sacerdote de Tláloc apareció en el lago de Chapultepec y le envió un mensaje a Huémac para que la hija de Tozcuecuex fuera sacrificada. Al oír el mensaje Huémac se puso muy triste, pero debía cumplir. Entonces envio a sus mensajeros para que trajesen a la jovencita Quetzalxotzin a la que sacrificaron después de ayunar por cuatro días. Los tlaloques pusieron su corazón en una jícara y dijeron: – ¡Aquí está lo que han de comer los mexicanos, porque ya se acabará el tolteca! Cuatro días estuvo lloviendo, y volvió a crecer la vegetación. Huémac se fue a Cincalco.



Huémac, apesadumbrado por el fin de su pueblo, va hacia Chapultepec, en un año 7 Conejo (1162 d.C), a la cueva de Cincalco, la Casa del maíz, donde los registros señalan tres desenlaces de este rey sin imperio: se ahorcó, su misma gente lo flechó, o bien, se asegura, ya no salió de la gruta misteriosa.

Tiempo después, en la época donde los españoles llegaron al territorio mesoamericano, existe el mito de continuidad en Cincalco, en este caso, Moctezuma Xocoyotzin intenta entrar al Cincalco en 2 ocasiones para ahorcarse como su antepasado por la tristeza que lo embargaba, siéndole impedido por “Yáotl” una de las advocaciones de Tezcatlipoca como “el guerrero”, se le decía que no era su tiempo, que no tenía permitido el paso, fue hasta la tercera vez que lo intentó que logró la aprobación del Dios, pero estando en la entrada de la cueva este se arrepintió y regreso a Tenochtitlán, esto rompió con el ciclo mitológico y cambió el movimiento del cosmograma, Moctezuma debía haber muerto en Cincalco, pero su arrepentimiento devino con los final del mundo mesoamericano.




Para saber más:
La interpretación del mito en La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, 1956-2006, Cruz Alberto González Díaz.
La filosofía náhuatl: estudiada en sus fuentes, Miguel León Portilla.
Huémac: el fiero de Cincalco, Janice Dewey.


lunes, 27 de marzo de 2017

LA CÁMARA DE LAMBDOMA


Quizás el punto menos conocido del de por sí poco conocido Cárcamo de Dolores sea la cámara de Lambdoma, este elemento fue instalado durante los trabajos de restauración llevados a cabo en 2010 y su autor es el artista Ariel Guzik que incluso fue candidato para recibir el International Award for Public Art (Galardón Internacional para el Arte Público) junto con otros 31 proyectos que buscaban integrar el arte a la vida cotidiana de la sociedad.

Este elemento fue creado siguiendo uno de los principios básicos en el trabajo de Pitágoras que dice:

“…La música satisface necesidades evolutivas y adaptativas básicas, casi tan primarias como las necesidades fisiológicas, especialmente aquellas relacionadas con la "cenestesia" (sensación humana de normalidad y de buena coordinación de las funciones orgánicas”.



Según Guzik el único error de Rivera fue el hecho de no tener en cuenta el agua corriente en un complejo que por concepción fue ideado para recrear una alegoría en torno a este elemento y que desde épocas pretéritas fue de primera importancia en la composición social de las culturas prehispánicas y ha mantenido una permanencia en el tiempo para la cultura lacustre de la actual Ciudad de México.

La construcción de la cámara de Lambdoma une el funcionamiento de elementos como un sensor de sonoridad sobre el flujo del agua corriente que produce un ruido térmico y que va conectado a un juego de pipas que integran un órgano con decibeles armónicos y subarmónicos mediante una torre de captación de señales meteorológicas que se usa para el control de tesituras y matices del órgano. El sensor de la sonoridad del flujo del agua está fabricado con elementos sumergibles que detectan sonoridad y entropía por medio de un cristal conductor, “el ruido blanco” que detecta la torre meteorológica hace fluir los ensambles armónicos y subarmónicos del órgano, las nubes, precipitaciones, temblores, cielos nublados y viento producen tensiones de diferentes magnitudes en las señales meteorológicas lo que provoca la activación melódica del órgano. Lo más interesante de esto es que controles y tableros de toda la composición están a la vista del público para que así se pueda entender de manera empírica el funcionamiento de la cámara de Lambdoma.



Cabe resaltar que el enorme órgano con dos juegos de pipas de bronce está instalado en ambos muros laterales del edificio que alberga el Cárcamo de Dolores, los afortunados que se han refugiado en dicho lugar en tardes de mucho viento, nubes y lluvia han podido escuchar “la música de la lluvia” elemento que pone un complemento perfecto a la creación del complejo de Diego Rivera.

Guzik lo nombró como “el canto de Tlaloc” ya que busca musicalizar la fuerza de la naturaleza mediante los acordes que provoca el señor de la lluvia cuando decide verter el líquido precioso sobre su amada Ciudad de México [otrora] México-Tenochtitlan.



Para saber más:

La Cámara de Lambdoma", Ariel Guzik.

martes, 21 de marzo de 2017

ZONA ARQUEOLÓGICA DE PALENQUE



La zona norte de lo que actualmente es el Estado de Chiapas, es una de las regiones de mayor precipitación de lluvias en México y en el mundo.

Ahí se desarrolló una gran ciudad maya, conocida como Palenque, que cubre cerca de dos y medio kilómetros cuadrados y cuenta con más de mil cuatrocientas ochenta importantes estructuras.

Los constructores aprovecharon la topografía de la Sierra de Don Juan, junto al río de aguas cristalinas conocido como Otulum. La ciudad se levantó dentro de una selva alta perennifolia y su exuberante vegetación enmarca a esa ciudad única.

El nombre originario del sitio probablemente haya sido “Lakamha” o lugar de las grandes o abundantes aguas, por la gran cantidad de arroyos, ríos y riachuelos que la cruzan, obtiene el nombre de Palenque porque la región era conocida por el pueblo Chol como Otolum, o "Tierra de Casas Fuertes"; por lo cual posteriormente se tradujo como Palenque que significa "fortificación".


La zona arqueológica de Palenque cuenta con tres decretos “Patrimonio de la Humanidad”, por designación que hizo la UNESCO en 1987; y con la designación de “Parque Nacional” por parte de la SEMARNAT y “Zona de Monumentos Arqueológicos” por parte del INAH.

Su fundación fue cercana al año 150 a .C., durante el llamado periodo Preclásico tardío (150 a.C.- 250 d.C.) que evolucionó hasta llegar al periodo Clásico Tardío entre los años 600 a 700 D.C.

Palenque se convirtió en uno de los centros mayas más importantes y fue abandonado por razones no conocidas entre los años 800 a 900 D.C.

El primer registro de su existencia es del año 1785, cuando la Audiencia Real de Guatemala, a la que pertenecía esta zona, mandó al capitán José A. del Río para investigar las “Casas de Piedra” de Palenque.

Casi un siglo después se hicieron presentes varios investigadores, dentro de ellos Guillermo Dupaix, John Lloyd Stephens, Edward Thompson y otros, que habían sido impresionados por las bellas litografías de Frederick Catherwood.


Los arqueólogos han encontrado información de diecinueve gobernantes, siendo el más importante el onceavo, Pakal II o El Grande.

Al adentrarse en el centro arqueológico, lo primero que se admira es el Templo de la Calavera, edificio que recibe ese nombre por la decoración que tiene en una de las pilastras de su fachada, que representa un cráneo de conejo, en la opinión de unos investigadores representa el glifo emblema de la ciudad (bak o hueso).


El siguiente edificio es el Templo XIII; recientemente se le ha llamado el Templo de la Reina Roja, porque en una cámara utilizada como sepultura se localizó un sarcófago de piedra, con ofrendas de jade y restos femeninos cubiertos de cinabrio, que da ese color rojo bermellón. La hipótesis más aceptada entre los arqueólogos es que se trata de la esposa del gobernante.


A continuación se aprecia el Templo de las Inscripciones, que recibe ese nombre por tener 3 paneles labrados con más de 620 jeroglíficos. Su basamento se compone de nueve cuerpos escalonados, que representan el inframundo.

El 15 de junio de 1952, el arqueólogo Alberto Ruz L´huillier encontró en la parte superior del templo, una escalinata que conduce a la cripta mortuoria del gobernante Kinich Janahb Pakal II, “Escudo Solar”, que reinó entre 615 a 683 d. C.


El cuerpo de Pakal II, se localizó en el interior de un gran sarcófago monolítico (6) de tres metros de largo por dos metros diez centímetros de ancho y con un peso de más de 25 toneladas, que se
debió de colocar antes de la construcción del templo.

La lápida que cubría el sarcófago también es monolítica y con un peso aproximado de 5 toneladas, de una belleza sin precedente. En ella se representa, en el centro, a Pakal II que desciende al inframundo ataviado como el dios Kawiil y detrás de él se encuentra un árbol sagrado o ceiba del cual emergen dos grandes serpientes.

La parte inferior corresponde al inframundo y en ella se observan huesos, así como un mascarón del Monstruo de la Tierra. En la parte superior, está una representación del dios Itzamnaj posado sobre la copa de la gran ceiba.

En el interior del sarcófago estaban los restos del gobernante cubiertos de cinabrio y una bella máscara, orejeras, pectoral, anillos y una figurilla de jade , además de otros implementos que acompañaron al gobernante en su viaje al inframundo como vasijas, platos y dos cabezas de estuco, los cuales fueron colocados justo debajo del sarcófago.


Frente al Templo de las Inscripciones se encuentra la majestuosa Gran Plaza (8), limitada en un lado por el Palacio que tiene aproximadamente cien metros de largo, ochenta de ancho y diez de
alto.

Cuenta con cuatro patios interiores, con decoración a base de estuco en las paredes. Los cuartos están techados con base en el arco maya y existen galerías subterráneas, tableros y lápidas con jeroglíficos y baños.

Destaca una torre de cuatro lados, que probablemente servía como observatorio astronómico y también para vigilar la llanura En el interior del Palacio es posible admirar la Lápida Oval de la Casa E, donde se representa el acto en el cual la madre entrega el trono a Pakal II a la edad de 12 años; además de los Tableros del Palacio y el de los 96 glifos, que ahora se localizan en el Museo de Sitio. Se supone que este edificio debió estar destinado a actividades administrativas, políticas y como residencia de los gobernantes.


Por su parte, el Grupo de las Cruces, está integrado por los Templos del Sol, de la Cruz y de la Cruz Foliada.

Se localizan en elevaciones naturales y tienen un basamento escalonado. En su interior se cuenta con un santuario, y en las jambas de acceso hay bellos relieves, así como imponente crestería realizada en dos muros calados.

El Templo del Sol es la clásica construcción palencana, con doble crujía, tres entradas con pilares y un cuarto al fondo con un santuario. Su nombre se deriva de un tablero colocado en el muro central del santuario y en el cual se puede observar a dos personajes de pie, que tiene en el centro un escudo redondo y dos lanzas cruzadas que representan el Sol. Todo parece indicar que está dedicado al dios Sol Jaguar del inframundo.


El Templo de la Cruz es similar al anterior, cuenta con un impresionante tablero jeroglífico divido en tres paneles y en el cual se puede observar el tema central un gran árbol sagrado o ceiba muy similar a una cruz, sobre un mascarón del Monstruo de la Tierra que sostiene a un quetzal.


El Templo de la Cruz Foliada cuenta con otro tablero y el cual al igual que el ejemplo anterior, el tema central es un árbol sagrado o ceiba la cual tiene algunas cabezas humanas decapitadas simulando ser mazorcas de maíz, que parece estar dedicado al dios Kawiil, asociado con la fertilidad.


Existen otros interesantes templos en el grupo norte, en especial el del Conde, frente al Juego de Pelota; en el que dicen que habitó en 1833 el Conde Jean Frederick Waldeck. Asimismo, es de admirar el acueducto con una bóveda en saledizo de 3 metros de altura.



Por
George Gammel Angell

El elevador del Castillo de Chapultepec


Empecemos por discernir un poco en la construcción del que conocemos como “Castillo” de Chapultepec, si bien, este recinto se construyó expresamente como un Palacio Virreinal, el Barón Alexander Von Humboldt lo definió como un Castillo, entendiendo por esto como un cuartel amurallado medieval y así quedó en el imaginario del mexicano.


Este tema nos obliga a hablar de un personaje muy polémico en la historia de México, si bien para muchos, Don Porfirio Díaz fue un tirano de acuerdo a la implantación de leyes o para muchos “medidas extremas” como la persecución a imprentas que se dedicaban a satirizar su gobierno tachándolo de “afrancesado”, aspiraciones que siempre se asociaron con el carácter político del Gral. Díaz, o la polémica “ley fuga”, para otros, por el contrario, Porfirio Díaz tuvo un carácter sólido en la época histórica tan turbulenta que le tocó vivir.

Don Porfirio Díaz vivió en este lugar hacia 1886 y comenzó a hacer implementaciones tecnológicas muy importantes, ya que gracias a la Revolución Industrial, el poder adquisitivo de las clases altas en México vio un aumento paulatino y con esto, el Gral. Díaz instaló luz eléctrica en el recinto y a su vez trajo a México el elevador que también en la actualidad forma parte del monumento histórico. Cabe resaltar la importancia de este último elemento ya que por muchos es considerado como el primer elevador en funcionamiento del país.


Con estas adecuaciones se instalaron los primeros dos elevadores en la época porfiriana, uno hidráulico para subir desde el pie del cerro (que es el que visitaremos en nuestro recorrido) y otro eléctrico para el servicio interno. Haremos un alto en el relato para tocar un poco la historia de estos elevadores hidráulicos que fueron inventados en el siglo XIX, entonces vemos que a su llegada a México era uno de los elementos de punta en la tecnología de la época, el inventor se llamó Richard Dungeon, nacido en Edinburgo pero que llegó a los Estados Unidos junto con su familia en las oleadas de inmigrantes. Se establecieron cerca del barrio de Harlem y montaron un taller mecánico que existe a la fecha bajo el nombre de “Richard Dudgeon”.

El invento de Dungeon facilitó el trabajo pesado y siguió uno de los principios de Pascal que establece que la presión contenida en un recipiente es igual desde todos los puntos, es así que siguiendo esta regla de la física por medio de un engranaje de cilindros es posible levantar grandes y pesados cuerpos. Este elevador fue utilizado por Díaz, su familia y la gente más cercana a su familia que trabajaban como servidumbre personal.


Sin duda alguna, el elevador así como la instalación eléctrica y también la instalación de un telégrafo en la residencia de Chapultepéc que permitió la primer llamada telefónica en la Ciudad fueron implementaciones importantes en la época porfiriana, buscando sin duda, más comodidades para que la familia presidencial viviera en dicho recinto, aunque las adecuaciones y modificaciones del antiguo Palacio Virreinal vienen desde épocas anteriores, el intento por poner a México en contacto con las vanguardias tecnológicas, sin lugar a dudas fue un punto por el que Don Porfirio luchó hasta que su época de gobierno llegara a su final.



Para saber más:
Chapultepec: Paseo de fin de siglo. Una experiencia Decimonónica, Clara Cecilia Bolivar Moguel.
Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec, Martha Fernández y Berra.