LA CÁMARA DE LAMBDOMA
Quizás el punto
menos conocido del de por sí poco conocido Cárcamo de Dolores sea la cámara de
Lambdoma, este elemento fue instalado durante los trabajos de restauración
llevados a cabo en 2010 y su autor es el artista Ariel Guzik que incluso fue
candidato para recibir el International Award for Public Art (Galardón
Internacional para el Arte Público) junto con otros 31 proyectos que buscaban
integrar el arte a la vida cotidiana de la sociedad.
Este elemento
fue creado siguiendo uno de los principios básicos en el trabajo de Pitágoras
que dice:
“…La música
satisface necesidades evolutivas y adaptativas básicas, casi tan primarias como
las necesidades fisiológicas, especialmente aquellas relacionadas con la
"cenestesia" (sensación humana de normalidad y de buena coordinación
de las funciones orgánicas”.
Según Guzik el
único error de Rivera fue el hecho de no tener en cuenta el agua corriente en
un complejo que por concepción fue ideado para recrear una alegoría en torno a
este elemento y que desde épocas pretéritas fue de primera importancia en la
composición social de las culturas prehispánicas y ha mantenido una permanencia
en el tiempo para la cultura lacustre de la actual Ciudad de México.
La construcción
de la cámara de Lambdoma une el funcionamiento de elementos como un sensor de
sonoridad sobre el flujo del agua corriente que produce un ruido térmico y que
va conectado a un juego de pipas que integran un órgano con decibeles armónicos
y subarmónicos mediante una torre de captación de señales meteorológicas que se
usa para el control de tesituras y matices del órgano. El sensor de la
sonoridad del flujo del agua está fabricado con elementos sumergibles que
detectan sonoridad y entropía por medio de un cristal conductor, “el ruido blanco”
que detecta la torre meteorológica hace fluir los ensambles armónicos y
subarmónicos del órgano, las nubes, precipitaciones, temblores, cielos nublados
y viento producen tensiones de diferentes magnitudes en las señales
meteorológicas lo que provoca la activación melódica del órgano. Lo más
interesante de esto es que controles y tableros de toda la composición están a
la vista del público para que así se pueda entender de manera empírica el
funcionamiento de la cámara de Lambdoma.
Cabe resaltar
que el enorme órgano con dos juegos de pipas de bronce está instalado en ambos
muros laterales del edificio que alberga el Cárcamo de Dolores, los afortunados
que se han refugiado en dicho lugar en tardes de mucho viento, nubes y lluvia
han podido escuchar “la música de la lluvia” elemento que pone un complemento
perfecto a la creación del complejo de Diego Rivera.
Guzik lo nombró
como “el canto de Tlaloc” ya que busca musicalizar la fuerza de la naturaleza
mediante los acordes que provoca el señor de la lluvia cuando decide verter el
líquido precioso sobre su amada Ciudad de México [otrora] México-Tenochtitlan.
Para saber más:
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