martes, 28 de marzo de 2017

Mito de Huémac y Cincalco


Cuando Huémac era tlatoani de Tula, les ordenó a los nonohualcas que lo cuidaban, que le llevasen a su casa una mujer que tuviera cuatro palmas de caderas. Cuando se la llevaron, Huémac se dio cuenta que no tenía las medidas por él solicitadas y les reclamó. Los nonohualcas se enojaron ante el reclamo y decidieron pelear contra los toltecas al grito de ¡Muera Huémac! El rey huyó y se fue a refugiar a una cueva de Cincalco. Pero encontraron su escondite, lo sacaron y lo mataron a flechazos. Al morir el tlatoani, la ciudad de Tula cayó por unas amplias caderas no encontradas.



Un buen día, siendo rey de Tula Huémac, decidió jugar con los tlaloques, los dioses de la lluvia, al sagrado juego de pelota. Los jugadores decidieron que el equipo que ganase tendría como premio chalchihuites y plumas de quetzal. El vencedor fue Huémac y los tlaloques le entregaron elotes y hojas de maíz verde.

Ante la burla, Huémac montó en cólera y exclamó: ¿Por ventura, eso es lo que gané? ¿Acaso no chalchihuites? ¿Acaso no plumas de quetzal? De mala gana los tlaloques le entregaron el premio acordado, pero rencorosos deciden molestarlo haciéndole pasar dificultades por no menos de cuatro años.

Primero le enviaron una fuerte helada que quemó las cosechas y los frutos de la tierra; luego, provocaron un calor tremendo que ocasionó que los magueyes, los nopales y los árboles se secaran, todo se rompió a causa de ese espantoso calor, y los toltecas fenecieron de hambre.

A los cuatro años, los tlaloques aparecieron en Chapultepec y anunciaron que los toltecas se acabarían. Entonces, un sacerdote de Tláloc apareció en el lago de Chapultepec y le envió un mensaje a Huémac para que la hija de Tozcuecuex fuera sacrificada. Al oír el mensaje Huémac se puso muy triste, pero debía cumplir. Entonces envio a sus mensajeros para que trajesen a la jovencita Quetzalxotzin a la que sacrificaron después de ayunar por cuatro días. Los tlaloques pusieron su corazón en una jícara y dijeron: – ¡Aquí está lo que han de comer los mexicanos, porque ya se acabará el tolteca! Cuatro días estuvo lloviendo, y volvió a crecer la vegetación. Huémac se fue a Cincalco.



Huémac, apesadumbrado por el fin de su pueblo, va hacia Chapultepec, en un año 7 Conejo (1162 d.C), a la cueva de Cincalco, la Casa del maíz, donde los registros señalan tres desenlaces de este rey sin imperio: se ahorcó, su misma gente lo flechó, o bien, se asegura, ya no salió de la gruta misteriosa.

Tiempo después, en la época donde los españoles llegaron al territorio mesoamericano, existe el mito de continuidad en Cincalco, en este caso, Moctezuma Xocoyotzin intenta entrar al Cincalco en 2 ocasiones para ahorcarse como su antepasado por la tristeza que lo embargaba, siéndole impedido por “Yáotl” una de las advocaciones de Tezcatlipoca como “el guerrero”, se le decía que no era su tiempo, que no tenía permitido el paso, fue hasta la tercera vez que lo intentó que logró la aprobación del Dios, pero estando en la entrada de la cueva este se arrepintió y regreso a Tenochtitlán, esto rompió con el ciclo mitológico y cambió el movimiento del cosmograma, Moctezuma debía haber muerto en Cincalco, pero su arrepentimiento devino con los final del mundo mesoamericano.




Para saber más:
La interpretación del mito en La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, 1956-2006, Cruz Alberto González Díaz.
La filosofía náhuatl: estudiada en sus fuentes, Miguel León Portilla.
Huémac: el fiero de Cincalco, Janice Dewey.


No hay comentarios:

Publicar un comentario