miércoles, 8 de febrero de 2017

LA ADUANA DE PULQUE Y EL CONSUMO DE PULQUE EN EL PERIODO VIRREINAL 

Gerardo Antonio Ramírez García


Las garitas surgen en el curso del siglo XVII, originalmente eran guarniciones de carácter tributario, dado que se dedicaban a cobrar las alcabalas por los productos que pasaban por ellas evitando así el contrabando. El paso para los arrieros y cargadores de mercancías por estas construcciones era obligatorio y se realizaba durante el día, por lo que las garitas servían también para que los mercaderes pernoctaran en espera de que sus mercancías se gravaran y cobraran. Se construyeron 32 garitas en las inmediaciones de la Ciudad de México, diez y nueve en los exteriores (o llamadas altas) y trece garitas en los caminos de salida de la ciudad (o bajas) siguiendo el trazo de las antiguas calzadas prehispánicas así como por los caminos hechos por los españoles: Tepito, San Lázaro (cerca de la Cámara de Diputados), Candelaria, La Viga (calz. La Viga y Eje 3 Sur), Coyuya (hacia el camino a Mixiuhcan), San Antonio Abad (por metro Chabacano antes de llegar a Viaducto), La Piedad (por Parque Delta), Calvario, Belén (Av. Chapultepec y Bucareli, cerca de la cárcel homónima), San Cosme o Tlaxpana (en la antigua calzada de Tlacopan, hoy Rivera de San Cosme y Circuito Interior, por el panteón americano de 1847), Nonoalco (sobre calzada de los Gallos), Santiago o Vallejo (saliendo por la antigua calzada Tlatelolco-Tenayocan, hoy calzada Vallejo) y Peralvillo.




La Garita de Peralvillo se encontraba en el límite norte de la ciudad de Mexico, y del barrio de Tlatelolco, se construyó a finales del siglo XVIII en el barrio que lleva este nombre, en tiempo de la Colonia fue el lugar en donde se pagaban los impuestos del pulque de las haciendas ubicadas en la región de norte de la ciudad, Tlaxcala y los Llanos de Apán que surtían a las pulquerías de la ciudad de México por aquel entonces.

Con la perdida de los valores de comportamiento de la época prehispánica se dio la transformación de la ebriedad como un factor común en la sociedad colonial, que ya desde Europa lo venían sufriendo los españoles con el vino, por ejemplo, si bien la ebriedad aquí era también considerada un mal a mediano y largo plazo por el cual se establecieron leyes muy estrictas, mismas que la corona española trató de amoldar a la nueva realidad. Sin embargo el consumo de pulque se generalizó al ser la bebida de acceso inmediato en los primeros años de la colonia y del virreinato, por la falta de vino entre los españoles y agua corriente para consumo en la población en las obras de reconstrucción de Tenochtitlan que hicieron del pulque la bebida recurrida para los indígenas mexicas sobrevivientes y los llegados en calidad de trabajadores de la reconstrucción de la ciudad por las políticas de repartimiento. Lo cual consolidó su popularidad en la gran mayoría los sectores sociales nacientes (mestizos y castas) en la segunda mitad del siglo XVI y con ello las autoridades civiles y religiosas poco pudieron hacer para detener su consumo y abusos, por medio de Bandos y Cédulas Reales, sermones y sermonarios, crónicas y testimonios, para finalmente encauzar a las cajas reales los gravámenes al otro licor divino así como los montos de las penalizaciones en caso de llevarse a cabo por medio del Asiento del Pulque en 1668, con tal de financiar obras públicas.




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