martes, 21 de febrero de 2017

LA PIEDRA DEL CONEJO 


Este monumento se encuentra dentro de lo que fueron los terrenos de la antigua hacienda de Tomacoco en Amecameca Estado de México, lamentablemente día con día el monumento se sigue perdiendo debido a la falta de cuidado y su exposición a los daños climatológicos. Actualmente grupos de danza son los que acuden a este lugar para dejar ofrendas principalmente en épocas solsticiales.

La cara poniente de la formación rocosa muestra una serie de petrograbados que fueron labrados aprovechando la superficie plana en este lado de la piedra, en la parte inferior del monumento encontramos labrados 13 cartuchos o recuadros que indica la primer trecena del calendario festivo en época prehispánica, el llamado Tonalpohualli que inicia la cuenta de 260 días con la fecha se cipactli (1 lagarto). Los últimos dos cartuchos se encuentran torcidos hacia arriba del lado derecho del monumento.

Una de las figuras representadas en la piedra 8 y la que se ha conservado en mejor estado) se trata de un conejo de cuerpo completo y visto de perfil, de su boca sale un elemento torcido que de acuerdo a lo que se conoce sobre las culturas prehispánicas representa la palabra y que se conoce como vírgula del habla. El conejo va acompañado por 10 círculos concéntricos que se encuentran frente al animal y que van en 2 hileras acomodadas horizontalmente, esto, posiblemente marcando una fecha calendárica: 10 conejo.

Justo detrás del conejo y estando de pie, encontramos una figura humana que sostiene un largo elemento y que está ligeramente volteado hacia la parte superior, según estudios iconográficos podría representar a un sacerdote que está sosteniendo un sahumador el cual parece estar utilizando ya que un extremo se ubica cercano a su boca, el personaje masculino tiene las piernas entreabiertas, lo que en la plástica prehispánica podría significar que el personaje va en movimiento, está parado sobre un gran brasero. 

Al costado derecho la Piedra del Tirador (como también es conocida) fueron labrados directamente sobre la roca 6 escalones que permitían el acceso a la parte superior del monumento y así poder acceder a un xicalli o depósito circular que se ha interpretado funcionaba como receptor de ofrendas. No es raro encontrar este tipo de muestras culturales en los cerros o volcanes de México ya que eran considerados aparte de “graneros” que contenían alimento, importantes puntos de culto para ciertas deidades como Tláloc, Tepeyólotl, Ehécatl entre otros. El monumento está viendo directamente a los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, recordemos que esto tampoco es algo nuevo, en algunas de nuestras visitas hemos revisado que la ritualidad en torno a estos dos colosos es mucha en la Cuenca de México, como ejemplo podríamos mencionar la maqueta en la cima del cerro Xochitepéc en Xochimilco o la laguna artificial de Nahualac y su Tetzacualco.

Existe una figura más en la composición de la Piedra del Conejo, se trata de un ozomatli (mono) visto de perfil y de cuerpo completo, algunos estudios indican la presencia de una máscara bucal en forma de pico de ave, lo que nos remite a la posibilidad que se trate de una representación de Ehéctl-Quetzalcóatl, el Dios del viento, esto apoyado en la teoría de que los monos van relacionados íntimamente con este Dios ya que en una de las eras anteriores según los mitos, el mundo fue destruido por grandes vientos provocados por Ehécatl y que los hombres de esos tiempos fueron transformados en monos que huyeron a los cerros para resguardarse del cataclismo, lamentablemente esta representación es apenas perceptible debido a la erosión de los petrograbados.




Para saber más: Los petroglifos de Amecameca: Un monumento dedicado a la elección de Moctezuma Xocoyotzin, Leonardo López Luján, Noel Morelos García.


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