De cómo honraban a Huitzilopochtli,
como a Dios.
1- Asimismo dicen que el día cuando amasaban y hacían el cuerpo de
Huitzilopochtli para celebrar la fiesta que se llamaba Panquetzaliztli, tomaban
semillas de bledos y las limpiaban muy bien, quitando las pajas y apartando
otras semillas que se llamaban petzócatl y tezcahuauhtli, y las molían
delicadamente, y después de haberlas molido, estando la harina muy sutil,
amasábanla de que se hacía el cuerpo del Huitzilopochtli.
2- Y otro día siguiente, un hombre que se llamaba Quetzalcóatl tiraba el cuerpo de
dicho Huitzilopochtli con un dardo que tenía un casquillo de piedra, y se lo
metía por el corazón, estando presente el rey o señor, y un privado del dicho
Huitzilopochtli que se llamaba Teohua; y más se hallaban presentes cuatro
grandes sacerdotes y más otros cuatro principales de los mancebos, que tenían
cargo de criar los mancebos, los cuales se llamaba telpochtlahtoque; todos éstos
se hallaban presentes cuando mataban el cuerpo de Huitzilopochtli y después de
haber muerto el dicho Huitzilopochtli.
3- Luego deshacían y desbarataban el cuerpo del Huitzilopochtli, que era de una
masa de semilla de bledos, y el corazón de Huitzilopochtli, tomaban para el
señor o rey, y todo el cuerpo y pedazos que eran como huesos del dicho
Huitzilopochtli lo repartían en 2 partes, entre los naturales de México y
Tlatilulco.
4- Los de México, que eran ministros del dicho Huitzilopochtli, que se llamaba
calpules, tomaban cuatro pedazos del cuerpo del dicho Huitzilopochtli; y otro
tanto tomaban los de Tlatilulco, los cuales se llamaba calpules, y así de esta
manera repartían entre ellos los cuatro fragmentos del cuerpote Huitzilopochtli,
a los indios de los barrios y a los ministros de los ídolos que se llamaba calpules,
los cuales comían del cuerpo de Huitzilopochtli cada año, según su orden y
costumbre que ellos habían tenido.
5- Cada uno comía un pedacito del cuerpo de Huitzilopochtli, y los que comían
eran mancebos, y decían que era cuerpo del Dios que se llamaba Teoqualo; y los
que recibían y comían el cuerpo de Huitzilopochtli se llamaban ministros del
Dios.
Sahagún, Fray Bernardino (1938) Historia General de las Cosas de la Nueva España,
editorial Porrúa, México, pp 186-187.
Texto: Arvin Hernández Villaseñor
Texto: Arvin Hernández Villaseñor
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