LA ALEGRÍA Y EL AMARANTO
El consumo de amaranto fue fundamental entre las civilizaciones prehispánicas del Nuevo
Mundo; en México, su cultivo data aproximadamente del año 4.000 a.C., en la región del
valle de Tehuacán, Puebla.
Los aztecas o mexicas lo llamaban “huauhtli”; lo utilizaban en las fiestas religiosas
formando una mezcla de la semilla con sangre para formar figuras de Huitzilopochtli y los
sacerdotes lo usaban como fuente de fuerza e iluminación mística. También formaba
parte de la alimentación de quienes realizaban labores pesadas, incluyendo a los
guerreros y, en el contexto económico, se dice que la acumulación de amaranto fue muy
importante para Moctezuma, pues se dice que exigía un tributo de 40.000 toneladas de
este grano a su amplio Imperio.
Con la llegada de los religiosos españoles y por mandato del Virrey, se ordenó la
exterminación del cultivo debido a la semejanza del culto religioso del pueblo indígena con
el amaranto a la celebración de “la comunión” con la hostia. Además, eliminar el consumo
de amaranto era una forma de debilitar al pueblo azteca completo; por lo que campesinos
de comunidades bien alejadas lo mantuvieron, en estricto secreto, como parte de su
alimentación a pesar del mandato colonial.
Actualmente, su consumo ha disminuido y se le encuentra mayormente en las ricas
alegrías, un dulce tradicional mexicano considerado como el más antiguo de México, ya
que figura en el Códice Mendocino.
Desde la época prehispánica y antes de la llegada de la caña de azúcar, el ingrediente
principal de la alegría era el amaranto tostado mezclado con miel de maguey o de
hormiga melera; más adelante y hasta nuestros días, se mezcla con miel de abeja, azúcar
o piloncillo, nueces, pasitas y algunas frutas secas.
Campos de cultivo de "huautli" o amaranto, Sierra de la Santa Catarina CDMX |
Fuente:
Desplegado del viernes 1 de septiembre de 2006
http://www.fondodeculturaeconomica.com/editorial/prensa/
Texto:
Alejandra Salazar
Fotografía:
Angelica Zacarias
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