jueves, 29 de diciembre de 2016

Distinción de clases reflejada en la 
alimentación
(VI)


El Códice Mendoza, nos muestra que las ciudades y señoríos sometidos a tributo debían de entregar anualmente a los cobradores o recaudadores mexica (calpixque) cantidades importantes de granos. 





Con el amaranto y la chía por ejemplo se preparaban atoles que a la vez eran refrescantes y alimenticios, el tzoalli y el chianpinolli; de la última bebida se extraía además un aceite análogo al aceite de linaza que se utilizaba para las pinturas.





Para los habitantes de estos tiempos, como todavía para los de hoy que viven alejados en campos o tierras estériles, la época de sequía en los meses de junio y julio, era un periodo de ansiedad, desesperanza y escasez: 

“Entonces de verdad había hambre; entonces el maíz en grano era muy costoso, había gran necesidad” (Sahagún).

En México, el gobierno trató de remediar esta situación distribuyendo víveres a la población durante el mes de Huey Tecuilhuitl. 

El tlatoani mostraba su buena voluntad hacia su pueblo, haciendo que se repartieran tamales y atole. Además había que recurrir en definitiva a la recolección, a los sistemas de supervivencia preagrícolas. 





Si los mexica reprochaban a los otomíes que llegasen a comer animales muertos e inmundos, como serpientes, ratas y lagartijas, ellos mismos habían recurrido a las plantas comestibles silvestres, como los quilitl (en el castellano contemporáneo conocidos como quelites), de los cuales sabían reconocer y utilizar una variedad extraordinaria.



Quelites


Sahagún describe muchos tipos de estos quelites, de los cuáles el huauhquihuitl o amaranto silvestre, era particularmente tenido en un alta estima.

Los campesinos los vendían en el mercado de Azcapotzalco. A pesar de su aparente fertilidad, la naturaleza del Valle de México era dura para el hombre, las hambres eran frecuentes, la escasez amenazaba cada año y los métodos agrícolas eran insuficientes para hacer frente a circunstancias excepcionales donde una gran cantidad de población se viera inmiscuida, como heladas, lluvias y sequías.

A nivel general el agrosistema de chinampa en sus variantes de chinampa drenada y chinampa flotante se diferencian en relación a su ubicación, fuera (a la orilla) o dentro de las lagunas y pantanos de agua dulce, que en este sistema se aprovechaba de manera intensiva el medio lacustre que los rodeaba, como el tule que se entrelazaba a manera de plantilla o cimentación para darle consistencia a la estructura, los ahuejotes que se sembraban en ringleras simétricamente a manera de pilotes para sostenerla, el agua-lodo o cieno del lago que se depositaba por capas para conformar la cama o el terreno agrícola, casi todas las plantas lacustres que flotaban en el pantano (atlacuatzon, chilacaztle, etc.) a manera de abono y el agua para regar constantemente con cucharón a las pequeñas semillas sembradas en pequeños cuadros “chapines” para que germinara y pudiera ser trasplantada a manera de almácigo a otras chinampas o áreas agrícolas.





Debemos insistir en que el agrosistema de chinampa o chinamitl, requiere de un trabajo social de participación familiar durante todas las fases de producción y cuidado del producto, así como de una reciprocidad corporativa en la construcción de canales o acolotes que marcaban y permitían la construcción de las chinampas, al funcionar como drenes para controlar el nivel del agua y como ejercicios derivativos a los apancles que garantizaban la humedad del sistema. Este sistema era muy eficiente, pero no podía cubrir las necesidades de una población en constante explosión demográfica, es aquí donde el tributo se vuelve un medio indispensable para la alimentación del pueblo, al mismo tiempo, permitió al gobierno crear reservas alimenticias para los tiempos difíciles y así intentar asegurar la permanencia de la comunidad.






Bibliografía recomendada:
La vida cotidiana de los Aztecas en las vísperas de la conquista, Jaques Soustelle.
Historia General de las Cosas de la Nueva España, Fray Bernardino de Sahagún.
Historia y mestizaje de México a través de su gastronomía, Mónica Niembro Gaona.
Entre alimentos, comidas y rituales. Algunas notas sobre la gastronomía prehispánica, la dieta ritual y la etiqueta gourmet mexica a la luz de la “Historia General de las Cosas de la Nueva España”, de fray Bernardino de Sahagún, Ulises Chávez.
La cocina prehispánica y sus ingredientes, Martha Chávez.

Texto: Arvin Hernández Villaseñor

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