viernes, 30 de diciembre de 2016

Distinción de clases reflejada en la 
alimentación 
(VII)


Hemos revisado que los mexica hacían dos alimentos, uno, luego de llevar a cabo algún trabajo al que estuvieran destinados desde temprano y el otro en la segunda mitad del día, para la mayor parte de los macehuales la segunda comida era también la última, a menos de que antes de dormir se refrescaran y se alimentaran con una taza de atole, de amaranto o de chía. Para la gente que trasnochaba, llámense gobernantes, guerreros o comerciantes se ofrecían fiestas y banquetes, cenaban abundantemente y con mucha frecuencia esto duraba toda la noche.

“… Estando ya todos juntos dábanles agua manos, y luego les servían la comida y comían todos.

Acabada la comida, otra vez lavaban todos las manos y la boca, y luego les ponían la bebida de cacao, y luego cañas de humo, después de esto les daban mantas y flores y otras cosas” (Sahagún).





Esta descripción corresponde a un convite de mercaderes, los pochteca que poco a poco, conforme la evolución del estado, fueron acumulando grandes riquezas que les permitían ostentar un título nobiliario dentro de la sociedad, según la descripción brindadada por Sahagún, la comida se extendía al amanecer, en medio de danzas y cantos, en la mañana los convidados se separaban después de haber bebido una última copa de cacao perfumado, que olía a vainilla y miel.





El cacao era igual un punto importante: por lo menos entre los miembros de la clase dirigente y entre los comerciantes, se distribuía entre los comensales, una vez terminada la comida, en pipas ya preparadas. Estas pipas eran cilíndricas sin fogón propiamente dicho, de caña, (algunas de barro cocido), ricamente adornadas y rellenas de una mezcla de tabaco, carbón de leña y liquidámbar.

Se obtenía pues, una especie de grueso cigarro aromático cuyo sabor debió de ser muy diferente al que encontramos en la actualidad con un cigarro.

El tabaco se utilizaba mucho con fines medicinales y rituales, ya que los aromas y el humo se consideraban elementos sagrados de comunicación con los Dioses.

Se le atribuían cualidades farmacéuticas y de valor religioso: 
los sacerdotes y encargados de los templos en algunas ceremonias llevaban sobre la espalda una calabaza llena de tabaco. 

El uso “profano” de esta planta no parece haberse extendido, en la época prehispánica entre las clases populares.





Bibliografía recomendada:
La vida cotidiana de los Aztecas en las vísperas de la conquista, Jaques Soustelle.
Historia General de las Cosas de la Nueva España, Fray Bernardino de Sahagún.
Historia y mestizaje de México a través de su gastronomía, Mónica Niembro Gaona.
Entre alimentos, comidas y rituales. Algunas notas sobre la gastronomía prehispánica, la dieta
ritual y la etiqueta gourmet mexica a la luz de la “Historia General de las Cosas de la Nueva
España”, de fray Bernardino de Sahagún, Ulises Chávez.
La cocina prehispánica y sus ingredientes, Martha Chávez.

Texto: Arvin Hernández Villaseñor

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