EL PRIMO DEL NOPAL
Cuentan por ahí que cuando el ejército de Cortés llegó a Tenochtitlán, temerosos de ser
envenenados con huevos de mosco, escamoles y otros platillos muy raros para ellos, se
alimentaban de fruta únicamente y en México, tierra bendita, existía una gran diversidad.
El imperio azteca le daba gran importancia a la comida y las frutas ocupaban un lugar
especial ya que consideraban que les ayudaba a mantenerse jóvenes.
Se habla de
trueques de joyas y oro por una muy buena cantidad de mangos, piñas o papayas recién
traídas de la costa de Veracruz y se dice que el emperador Moctezuma Xocoyotzin era
agasajado en sus comidas con más de una docena de platillos.
Que, indispensablemente
incluían frutas ya fuera como postre, agua de sabor o como platillo principal.
Los asentamientos y desarrollo de tlaxcaltecas, cholultecas, toltecas y otomíes, entre otras
etnias, encontraron en la acidez del xoconostle un alimento altamente resistente a la
putrefacción (lo que no se logra con otras tunas dulces), que puede incluso dejarse sin
cortar en la planta hasta el lapso de un año sin que se eche a perder.
Como se menciona
en la mitología azteca, es una “planta de vida”, que nunca muere, ya que al secarse o
hacerse vieja siempre le da vida a una nueva planta.
Tras el proceso de sedentarización
de los pueblos indígenas, algunos mantuvieron la costumbre de cultivar xoconostle en los
patios de sus casas a fin de tenerlos siempre frescos, tanto para su uso culinario como
medicinal.
Para cuando los españoles descubrieron el nopal en el siglo XVI, el xoconostle era “el higo
de barbarie”; durante la colonia se prefería la tuna dulce y se dejaba de lado al
xoconostle, pero con la independencia los humildes platos de la cocina indígena se dieron
a conocer ante el mundo entero y el “mole de olla” con el xoconostle como su ingrediente
esencial, asumió el nivel de importancia que cuenta en la actualidad.
El xoconostle es un producto muy versátil de origen mexicano, que además de ser un
alimento muy completo también le otorga beneficios a nuestra salud.
Su nombre proviene
del náhuatl "xococ" y "nochtl", que significan agrio y tuna, respectivamente; es una
variedad específica del nopal, es muy parecido a la tuna y un elemento distintivo de la
cocina regional del Estado de Hidalgo.
Crece en las zonas secas del Mezquital en Hidalgo,
así como en los estados de Guanajuato, Jalisco, Zacatecas, Tamaulipas y parte del estado
de México.
En la gastronomía actual, el xoconostle es utilizado para preparar agua fresca, guisados
con carne de cerdo, licores, mermeladas, salsas; también sirve como botana si se
deshidrata y se mezcla con chile y limón.
Como datos curiosos, los cocineros de la realeza
española, deleitaban los paladares de los reyes Juan Carlos y Sofía con chuletas de cerdo
ligeramente doradas en mantequilla, horneadas en salsa de champiñones y bañadas con
crema de xoconostle; también hace unos años, en el concurso "La mejor cocina de la
Ciudad de México 2009", resultó ganadora una joven de 22 años con el platillo “El
molcajete de Moctezuma”, creación gastronómica hecha a base de pescado blanco y
aderezada con salsa de xoconostle, aguamiel, chapulines, acociles, pulque, mole, tamalitos
y quesadillas.
El objetivo era mostrar un "microcosmos" del sabor derivado, en aquélla
época, de los manjares preferidos por Moctezuma Xocoyotzin.
De los beneficios que el consumo del xoconostle trae a nuestra salud, se dice que es
excelente como antioxidante, fortalece el sistema inmunológico, los huesos, los dientes, el
sistema respiratorio y acorta la duración de los resfriados; ayuda en el proceso de la
coagulación, saludable, a prevenir calambres, cálculos renales y la osteoporosis, a
mantener y reparar la piel y el cartílago, limpiar el intestino contrarrestando los efectos del
estreñimiento, mejora la cicatrización.
Además, da una sensación de saciedad y contribuye
a reducir la tensión arterial.
Cabe destacar que estudiantes del Instituto Politécnico
Nacional crearon un yogurt de xoconostle para reducir los niveles de colesterol malo,
triglicéridos y azúcar, además de ayudar a controlar problemas gastrointestinales por su
alto contenido de fibra.
Desafortunadamente la mayoría de la población mexicana desconoce ésta información,
por lo que su consumo se reduce a las ocasiones en que se prepara el delicioso “mole de
olla”.
Texto: Ale Salazar.
Bibliografía:
http://www.saboramexico.com.mx
http://www.elsiglodetorreon.com.mx
http://www.oem.com.mx/elsoldemexico
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