lunes, 9 de enero de 2017

¿Porque existen tantos Dioses

 en la cosmovisión mexica?


La polaridad y la división de los Dioses en la cosmovisión mexica hacía que en el pináculo de la estratificación divina existiera 1 ser que se fraccionaba luego en dos, brindando así un concepto básico para las culturas mesoamericanas: el opuesto complementario, esto se basa en el principio de la dualidad, lo femenino y lo masculino, el frío y la noche, el calor y el frío.

Este opuesto complementario como su nombre nos lo dice era una polaridad en la que los dos contrarios necesitaban del otro para poder seguir y marcar el ritmo, espacio y tiempos cósmicos.

Un Dios único, creador de todas las cosas y regente del decimotercer cielo: Ometéotl se dividía en sus partes femenina (Omecíhuatl) y masculina (Ometecuhtli).

Mitológicamente este movimiento de los Dioses es explicado con que estas primeras porciones masculina y femenina engendran 4 hijos que se conocen como Dioses Creadores o los 4 Tezcatlipoca, cabe resaltar que en el caso de Huitzilopochtli, las tradiciones anteriores a la mexica le dan el mismo nombre de Ometecuhtli, así tenemos la siguiente descripción:

- Tezcatlipoca que nació rojo.

- Tezcatlipoca Negro ("espejo brillante que humea" el todopoderoso “el que conoce todos los pensamientos, que está en todas partes y penetra todos los corazones”.
Está asociado al norte, reside en el Mictlampa, el rumbo de los muertos.

- Quetzalcóatl (la serpiente de plumas preciosas), que es designado a sí mismo bajo el nombre de Yohualli Ehécatl, viento de la noche. Asociado al planeta Venus y sus dominios son en el este.

- Ometecuhtli, es el creador supremo de todas las cosas, símbolo de dualidad, principio generador, reside en la región más alta de la bóveda celeste, en Omeyocan, pero debajo de Tonacatecuhtli, en
ocasiones es llamado Maquizcóatl y se identifica entre los mexicas como Huitzilopochtli, el Dios del rumbo del sur.
De esta manera, los mexicas en su discurso por legitimar su poder, colocan a su Dios patrón entre los creadores.

“Hicieron luego el fuego, y fecho, hicieron medio sol, el cuál, por no ser entero, no relumbraba tanto, no mucho, sino poco, luego hicieron a un hombre y una mujer: al hombre le dijeron Uxumuco y a ella, Cipactonal, y mandáronle a que labrase la tierra, y ella, que hilase y tejiese”.

Para complementar este pasaje mítico, Quetzalcóatl les lleva el grano de maíz que consiguió después de bajar al inframundo y extraerlo del Monte Sagrado o Tonacatépetl para que Oxomoco lo cuidara y lo cosechara, después, Cipactonal tenía que molerlo y cocinarlo.

En la percepción mesoamericana tenemos que concebían a un Dios único, que era ocioso porque vivía en el pináculo de la creación, en el 13° cielo: Ometecuhtli, del cuál se desprenden dos porciones de la esencia misma del Dios y comienzan con una larga cadena de asimilación en nuevos entes, las cualidades masculinas y femeninas de un Dios principal se separan, y al fusionarse con otros van creando una amplia gama de Dioses.

De esta primera separación surgen Ometecuhtli y Omecíhuatl, la dualidad que generará en una siguiente separación a los 4 Tezcatlipocas:

Rojo - Xipe.Tótec.
Negro - Yayauhqui Tezcatlipoca.
Blanco - Quetzalcóatl.
Azul - Huitzilopochtli (impuesto por los mexicas).

Utilizando esto mismo, el Dios Mexi como guía de los todavía aztecas, se fusiona con el Dios originario de la laguna, que es Opochtli, esto forma un nuevo númen que conocemos como Huitzilopochtli, este mismo efecto aplicado a la inversa nos lleva a una contracción de la materia sutil de las fuerzas divinas, por eso la asimilación y fragmentación de los Dioses, no es raro entonces, encontrar ciertos númenes con atributos de otros en la pictórica presente en códices.




Bibliografía:
Historia de los mexicanos por sus pinturas.
Los mitos del tlacuache, Alfredo López Austin.
Hombre-Dios, Alfredo López Austin.
Tezcatlipoca en el mundo náhuatl, Doris Heyden.
Construcción de una Cosmovisión, Alfredo López Austin.


Texto: Arvin Hernández Villaseñor

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