viernes, 31 de marzo de 2017

Los acueductos en Tenochtitlán y su reutilización colonial


La ubicación de México-Tenochtitlán, en medio del gran lago Texcoco cargado hacia su borde occidental y tomando en cuenta que dicho lago era salobre, siempre necesitó de implementos hidráulicos que trajeran agua corriente potable de los alrededores hacia la gran urbe. Una vez que Cortés se instaló en Cholula, el capitán Diego de Ordaz acompañado por algunos españoles e indígenas aliados, pidió permiso a Cortés para buscar la cumbre del majestuoso Popocatépetl que se erigía ante los españoles.


Ordaz junto con pocos hombres lograron la hazaña de hacer cumbre en el coloso, aprovecharon el hecho para recolectar azufre que se utiliza en la fabricación de pólvora y durante su descenso pudieron observar como el lago Texcoco lucía como enjoyado con 4 ciudades principales que refulgían al sol: Tlatelolco, Tacuba, Texcoco y por supuesto Tenochtitlán, esto también sirvió para tener una vista privilegiada de los campos de cultivo y los sistemas de canales y acueductos que bañaban de agua cristalina la gran ciudad.

De acuerdo con descripciones del siglo XVI e investigaciones arqueológicas, de Chapultepéc manaba agua potable de diferentes ojos de agua o manantiales, desde la época prehispánica esto fue aprovechado por los mexica para llevar agua a su ciudad, se piensa que el principal manantial de Chapultepéc era de dos caños o tubos de barro, uno para traer y otro para evacuar el agua ya contaminada de la ciudad, la extrema higiene mexica puede ser un mito debido a la necesidad de abono para sus chinampas flotantes en el lago y al no existir animales de tiro, el único medio de abono natural era el excremento humano, lo que seguramente aumentó considerablemente la contaminación del lago. Así mismo si tomamos en cuenta las prácticas funerarias de los macehuales donde los muertos eran enterrados debajo de la casa, cerca del fogón, esto podría ponerse en duda.


Sin embargo, una de las tácticas usadas por Cortés en el sitio final de cerca de 80 días bajo el que puso a Tenochtitlán, fue el cortar el flujo de agua corriente proveniente de Chapultepéc para así debilitar a los defensores de la ciudad de Huitzilopochtli. Una vez consumada la caída de Tenochtitlán, y bajo el mando de Cortés que pensó en reconstruirla, una de las primeras órdenes fue la de reparar y remozar dicho acueducto, con las implementaciones a través del tiempo, y con la edificación del Castillo de Chapultepéc, el acueducto que sufrió diversas modificaciones fue dotado de 3 fuentes que funcionaron a manera de cajas de agua para repartir el líquido por medio de los ramales de Salto del Agua, Izazaga y Belén.


La importancia de este acueducto es que sigue la traza del acueducto prehispánico de Chapultepéc, esto lo tenemos también reflejado en otros elementos arquitectónicos como la albarrada de Nezahualcóyotl, sobre la que presuntamente se construyó el actual albarradón de Ecatepéc. Mucho de este acueducto se ha visto destruido a través del tiempo y actualmente solo quedan algunos arcos sobre avenida Chapultepéc y dentro de la barda perimetral del Castillo. La continuación arquitectónica de estos espacios de origen prehispánico y su reutilización en época colonial, nos pueden dar una idea del alto grado de ingeniería que lograron desarrollar los mexica.




Para saber más:
Acueductos de México, Yolanda Bravo Saldaña.

La arqueología de Chapultepéc en el plano del Real Sitio de 1792, María de la Luz Moreno Cabrera.

martes, 28 de marzo de 2017

Mito de Huémac y Cincalco


Cuando Huémac era tlatoani de Tula, les ordenó a los nonohualcas que lo cuidaban, que le llevasen a su casa una mujer que tuviera cuatro palmas de caderas. Cuando se la llevaron, Huémac se dio cuenta que no tenía las medidas por él solicitadas y les reclamó. Los nonohualcas se enojaron ante el reclamo y decidieron pelear contra los toltecas al grito de ¡Muera Huémac! El rey huyó y se fue a refugiar a una cueva de Cincalco. Pero encontraron su escondite, lo sacaron y lo mataron a flechazos. Al morir el tlatoani, la ciudad de Tula cayó por unas amplias caderas no encontradas.



Un buen día, siendo rey de Tula Huémac, decidió jugar con los tlaloques, los dioses de la lluvia, al sagrado juego de pelota. Los jugadores decidieron que el equipo que ganase tendría como premio chalchihuites y plumas de quetzal. El vencedor fue Huémac y los tlaloques le entregaron elotes y hojas de maíz verde.

Ante la burla, Huémac montó en cólera y exclamó: ¿Por ventura, eso es lo que gané? ¿Acaso no chalchihuites? ¿Acaso no plumas de quetzal? De mala gana los tlaloques le entregaron el premio acordado, pero rencorosos deciden molestarlo haciéndole pasar dificultades por no menos de cuatro años.

Primero le enviaron una fuerte helada que quemó las cosechas y los frutos de la tierra; luego, provocaron un calor tremendo que ocasionó que los magueyes, los nopales y los árboles se secaran, todo se rompió a causa de ese espantoso calor, y los toltecas fenecieron de hambre.

A los cuatro años, los tlaloques aparecieron en Chapultepec y anunciaron que los toltecas se acabarían. Entonces, un sacerdote de Tláloc apareció en el lago de Chapultepec y le envió un mensaje a Huémac para que la hija de Tozcuecuex fuera sacrificada. Al oír el mensaje Huémac se puso muy triste, pero debía cumplir. Entonces envio a sus mensajeros para que trajesen a la jovencita Quetzalxotzin a la que sacrificaron después de ayunar por cuatro días. Los tlaloques pusieron su corazón en una jícara y dijeron: – ¡Aquí está lo que han de comer los mexicanos, porque ya se acabará el tolteca! Cuatro días estuvo lloviendo, y volvió a crecer la vegetación. Huémac se fue a Cincalco.



Huémac, apesadumbrado por el fin de su pueblo, va hacia Chapultepec, en un año 7 Conejo (1162 d.C), a la cueva de Cincalco, la Casa del maíz, donde los registros señalan tres desenlaces de este rey sin imperio: se ahorcó, su misma gente lo flechó, o bien, se asegura, ya no salió de la gruta misteriosa.

Tiempo después, en la época donde los españoles llegaron al territorio mesoamericano, existe el mito de continuidad en Cincalco, en este caso, Moctezuma Xocoyotzin intenta entrar al Cincalco en 2 ocasiones para ahorcarse como su antepasado por la tristeza que lo embargaba, siéndole impedido por “Yáotl” una de las advocaciones de Tezcatlipoca como “el guerrero”, se le decía que no era su tiempo, que no tenía permitido el paso, fue hasta la tercera vez que lo intentó que logró la aprobación del Dios, pero estando en la entrada de la cueva este se arrepintió y regreso a Tenochtitlán, esto rompió con el ciclo mitológico y cambió el movimiento del cosmograma, Moctezuma debía haber muerto en Cincalco, pero su arrepentimiento devino con los final del mundo mesoamericano.




Para saber más:
La interpretación del mito en La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, 1956-2006, Cruz Alberto González Díaz.
La filosofía náhuatl: estudiada en sus fuentes, Miguel León Portilla.
Huémac: el fiero de Cincalco, Janice Dewey.


lunes, 27 de marzo de 2017

LA CÁMARA DE LAMBDOMA


Quizás el punto menos conocido del de por sí poco conocido Cárcamo de Dolores sea la cámara de Lambdoma, este elemento fue instalado durante los trabajos de restauración llevados a cabo en 2010 y su autor es el artista Ariel Guzik que incluso fue candidato para recibir el International Award for Public Art (Galardón Internacional para el Arte Público) junto con otros 31 proyectos que buscaban integrar el arte a la vida cotidiana de la sociedad.

Este elemento fue creado siguiendo uno de los principios básicos en el trabajo de Pitágoras que dice:

“…La música satisface necesidades evolutivas y adaptativas básicas, casi tan primarias como las necesidades fisiológicas, especialmente aquellas relacionadas con la "cenestesia" (sensación humana de normalidad y de buena coordinación de las funciones orgánicas”.



Según Guzik el único error de Rivera fue el hecho de no tener en cuenta el agua corriente en un complejo que por concepción fue ideado para recrear una alegoría en torno a este elemento y que desde épocas pretéritas fue de primera importancia en la composición social de las culturas prehispánicas y ha mantenido una permanencia en el tiempo para la cultura lacustre de la actual Ciudad de México.

La construcción de la cámara de Lambdoma une el funcionamiento de elementos como un sensor de sonoridad sobre el flujo del agua corriente que produce un ruido térmico y que va conectado a un juego de pipas que integran un órgano con decibeles armónicos y subarmónicos mediante una torre de captación de señales meteorológicas que se usa para el control de tesituras y matices del órgano. El sensor de la sonoridad del flujo del agua está fabricado con elementos sumergibles que detectan sonoridad y entropía por medio de un cristal conductor, “el ruido blanco” que detecta la torre meteorológica hace fluir los ensambles armónicos y subarmónicos del órgano, las nubes, precipitaciones, temblores, cielos nublados y viento producen tensiones de diferentes magnitudes en las señales meteorológicas lo que provoca la activación melódica del órgano. Lo más interesante de esto es que controles y tableros de toda la composición están a la vista del público para que así se pueda entender de manera empírica el funcionamiento de la cámara de Lambdoma.



Cabe resaltar que el enorme órgano con dos juegos de pipas de bronce está instalado en ambos muros laterales del edificio que alberga el Cárcamo de Dolores, los afortunados que se han refugiado en dicho lugar en tardes de mucho viento, nubes y lluvia han podido escuchar “la música de la lluvia” elemento que pone un complemento perfecto a la creación del complejo de Diego Rivera.

Guzik lo nombró como “el canto de Tlaloc” ya que busca musicalizar la fuerza de la naturaleza mediante los acordes que provoca el señor de la lluvia cuando decide verter el líquido precioso sobre su amada Ciudad de México [otrora] México-Tenochtitlan.



Para saber más:

La Cámara de Lambdoma", Ariel Guzik.

martes, 21 de marzo de 2017

ZONA ARQUEOLÓGICA DE PALENQUE



La zona norte de lo que actualmente es el Estado de Chiapas, es una de las regiones de mayor precipitación de lluvias en México y en el mundo.

Ahí se desarrolló una gran ciudad maya, conocida como Palenque, que cubre cerca de dos y medio kilómetros cuadrados y cuenta con más de mil cuatrocientas ochenta importantes estructuras.

Los constructores aprovecharon la topografía de la Sierra de Don Juan, junto al río de aguas cristalinas conocido como Otulum. La ciudad se levantó dentro de una selva alta perennifolia y su exuberante vegetación enmarca a esa ciudad única.

El nombre originario del sitio probablemente haya sido “Lakamha” o lugar de las grandes o abundantes aguas, por la gran cantidad de arroyos, ríos y riachuelos que la cruzan, obtiene el nombre de Palenque porque la región era conocida por el pueblo Chol como Otolum, o "Tierra de Casas Fuertes"; por lo cual posteriormente se tradujo como Palenque que significa "fortificación".


La zona arqueológica de Palenque cuenta con tres decretos “Patrimonio de la Humanidad”, por designación que hizo la UNESCO en 1987; y con la designación de “Parque Nacional” por parte de la SEMARNAT y “Zona de Monumentos Arqueológicos” por parte del INAH.

Su fundación fue cercana al año 150 a .C., durante el llamado periodo Preclásico tardío (150 a.C.- 250 d.C.) que evolucionó hasta llegar al periodo Clásico Tardío entre los años 600 a 700 D.C.

Palenque se convirtió en uno de los centros mayas más importantes y fue abandonado por razones no conocidas entre los años 800 a 900 D.C.

El primer registro de su existencia es del año 1785, cuando la Audiencia Real de Guatemala, a la que pertenecía esta zona, mandó al capitán José A. del Río para investigar las “Casas de Piedra” de Palenque.

Casi un siglo después se hicieron presentes varios investigadores, dentro de ellos Guillermo Dupaix, John Lloyd Stephens, Edward Thompson y otros, que habían sido impresionados por las bellas litografías de Frederick Catherwood.


Los arqueólogos han encontrado información de diecinueve gobernantes, siendo el más importante el onceavo, Pakal II o El Grande.

Al adentrarse en el centro arqueológico, lo primero que se admira es el Templo de la Calavera, edificio que recibe ese nombre por la decoración que tiene en una de las pilastras de su fachada, que representa un cráneo de conejo, en la opinión de unos investigadores representa el glifo emblema de la ciudad (bak o hueso).


El siguiente edificio es el Templo XIII; recientemente se le ha llamado el Templo de la Reina Roja, porque en una cámara utilizada como sepultura se localizó un sarcófago de piedra, con ofrendas de jade y restos femeninos cubiertos de cinabrio, que da ese color rojo bermellón. La hipótesis más aceptada entre los arqueólogos es que se trata de la esposa del gobernante.


A continuación se aprecia el Templo de las Inscripciones, que recibe ese nombre por tener 3 paneles labrados con más de 620 jeroglíficos. Su basamento se compone de nueve cuerpos escalonados, que representan el inframundo.

El 15 de junio de 1952, el arqueólogo Alberto Ruz L´huillier encontró en la parte superior del templo, una escalinata que conduce a la cripta mortuoria del gobernante Kinich Janahb Pakal II, “Escudo Solar”, que reinó entre 615 a 683 d. C.


El cuerpo de Pakal II, se localizó en el interior de un gran sarcófago monolítico (6) de tres metros de largo por dos metros diez centímetros de ancho y con un peso de más de 25 toneladas, que se
debió de colocar antes de la construcción del templo.

La lápida que cubría el sarcófago también es monolítica y con un peso aproximado de 5 toneladas, de una belleza sin precedente. En ella se representa, en el centro, a Pakal II que desciende al inframundo ataviado como el dios Kawiil y detrás de él se encuentra un árbol sagrado o ceiba del cual emergen dos grandes serpientes.

La parte inferior corresponde al inframundo y en ella se observan huesos, así como un mascarón del Monstruo de la Tierra. En la parte superior, está una representación del dios Itzamnaj posado sobre la copa de la gran ceiba.

En el interior del sarcófago estaban los restos del gobernante cubiertos de cinabrio y una bella máscara, orejeras, pectoral, anillos y una figurilla de jade , además de otros implementos que acompañaron al gobernante en su viaje al inframundo como vasijas, platos y dos cabezas de estuco, los cuales fueron colocados justo debajo del sarcófago.


Frente al Templo de las Inscripciones se encuentra la majestuosa Gran Plaza (8), limitada en un lado por el Palacio que tiene aproximadamente cien metros de largo, ochenta de ancho y diez de
alto.

Cuenta con cuatro patios interiores, con decoración a base de estuco en las paredes. Los cuartos están techados con base en el arco maya y existen galerías subterráneas, tableros y lápidas con jeroglíficos y baños.

Destaca una torre de cuatro lados, que probablemente servía como observatorio astronómico y también para vigilar la llanura En el interior del Palacio es posible admirar la Lápida Oval de la Casa E, donde se representa el acto en el cual la madre entrega el trono a Pakal II a la edad de 12 años; además de los Tableros del Palacio y el de los 96 glifos, que ahora se localizan en el Museo de Sitio. Se supone que este edificio debió estar destinado a actividades administrativas, políticas y como residencia de los gobernantes.


Por su parte, el Grupo de las Cruces, está integrado por los Templos del Sol, de la Cruz y de la Cruz Foliada.

Se localizan en elevaciones naturales y tienen un basamento escalonado. En su interior se cuenta con un santuario, y en las jambas de acceso hay bellos relieves, así como imponente crestería realizada en dos muros calados.

El Templo del Sol es la clásica construcción palencana, con doble crujía, tres entradas con pilares y un cuarto al fondo con un santuario. Su nombre se deriva de un tablero colocado en el muro central del santuario y en el cual se puede observar a dos personajes de pie, que tiene en el centro un escudo redondo y dos lanzas cruzadas que representan el Sol. Todo parece indicar que está dedicado al dios Sol Jaguar del inframundo.


El Templo de la Cruz es similar al anterior, cuenta con un impresionante tablero jeroglífico divido en tres paneles y en el cual se puede observar el tema central un gran árbol sagrado o ceiba muy similar a una cruz, sobre un mascarón del Monstruo de la Tierra que sostiene a un quetzal.


El Templo de la Cruz Foliada cuenta con otro tablero y el cual al igual que el ejemplo anterior, el tema central es un árbol sagrado o ceiba la cual tiene algunas cabezas humanas decapitadas simulando ser mazorcas de maíz, que parece estar dedicado al dios Kawiil, asociado con la fertilidad.


Existen otros interesantes templos en el grupo norte, en especial el del Conde, frente al Juego de Pelota; en el que dicen que habitó en 1833 el Conde Jean Frederick Waldeck. Asimismo, es de admirar el acueducto con una bóveda en saledizo de 3 metros de altura.



Por
George Gammel Angell

El elevador del Castillo de Chapultepec


Empecemos por discernir un poco en la construcción del que conocemos como “Castillo” de Chapultepec, si bien, este recinto se construyó expresamente como un Palacio Virreinal, el Barón Alexander Von Humboldt lo definió como un Castillo, entendiendo por esto como un cuartel amurallado medieval y así quedó en el imaginario del mexicano.


Este tema nos obliga a hablar de un personaje muy polémico en la historia de México, si bien para muchos, Don Porfirio Díaz fue un tirano de acuerdo a la implantación de leyes o para muchos “medidas extremas” como la persecución a imprentas que se dedicaban a satirizar su gobierno tachándolo de “afrancesado”, aspiraciones que siempre se asociaron con el carácter político del Gral. Díaz, o la polémica “ley fuga”, para otros, por el contrario, Porfirio Díaz tuvo un carácter sólido en la época histórica tan turbulenta que le tocó vivir.

Don Porfirio Díaz vivió en este lugar hacia 1886 y comenzó a hacer implementaciones tecnológicas muy importantes, ya que gracias a la Revolución Industrial, el poder adquisitivo de las clases altas en México vio un aumento paulatino y con esto, el Gral. Díaz instaló luz eléctrica en el recinto y a su vez trajo a México el elevador que también en la actualidad forma parte del monumento histórico. Cabe resaltar la importancia de este último elemento ya que por muchos es considerado como el primer elevador en funcionamiento del país.


Con estas adecuaciones se instalaron los primeros dos elevadores en la época porfiriana, uno hidráulico para subir desde el pie del cerro (que es el que visitaremos en nuestro recorrido) y otro eléctrico para el servicio interno. Haremos un alto en el relato para tocar un poco la historia de estos elevadores hidráulicos que fueron inventados en el siglo XIX, entonces vemos que a su llegada a México era uno de los elementos de punta en la tecnología de la época, el inventor se llamó Richard Dungeon, nacido en Edinburgo pero que llegó a los Estados Unidos junto con su familia en las oleadas de inmigrantes. Se establecieron cerca del barrio de Harlem y montaron un taller mecánico que existe a la fecha bajo el nombre de “Richard Dudgeon”.

El invento de Dungeon facilitó el trabajo pesado y siguió uno de los principios de Pascal que establece que la presión contenida en un recipiente es igual desde todos los puntos, es así que siguiendo esta regla de la física por medio de un engranaje de cilindros es posible levantar grandes y pesados cuerpos. Este elevador fue utilizado por Díaz, su familia y la gente más cercana a su familia que trabajaban como servidumbre personal.


Sin duda alguna, el elevador así como la instalación eléctrica y también la instalación de un telégrafo en la residencia de Chapultepéc que permitió la primer llamada telefónica en la Ciudad fueron implementaciones importantes en la época porfiriana, buscando sin duda, más comodidades para que la familia presidencial viviera en dicho recinto, aunque las adecuaciones y modificaciones del antiguo Palacio Virreinal vienen desde épocas anteriores, el intento por poner a México en contacto con las vanguardias tecnológicas, sin lugar a dudas fue un punto por el que Don Porfirio luchó hasta que su época de gobierno llegara a su final.



Para saber más:
Chapultepec: Paseo de fin de siglo. Una experiencia Decimonónica, Clara Cecilia Bolivar Moguel.
Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec, Martha Fernández y Berra.


El traslado de la Piedra de los Tecomates

La historia comenzó a 33.5 km de la Ciudad de México, en San Miguel Coatlinchán (del náhuatl cóatl, serpiente; in, prefijo posesivo de tercera persona del plural; y, chantli, hogar: "la casa de las serpientes", en el actual municipio de Texcoco, Estado de México. En 1889, José María Velasco pintó un monolito que se encontraba en las cercanías del pueblo -en la cañada de Santa Clara- pensando que era Chalchiuhtlicue. En 1903, Leopoldo Batres afirmó que se trataba de Tláloc. Años más tarde, Jorge Acosta, en un oficio de 1958, lo llamó simplemente "monolito". Para 1964 se decidió trasladarlo a la Ciudad de México, para enmarcar al entonces recién constituido Museo Nacional de Antropología. Pero para la comunidad de Coatlinchán, la historia comienza desde sus abuelos, quienes convivían familiarmente, inmersos en leyendas alrededor de la cañada del agua.


Fue hallado en San Miguel Coatlinchan, Estado de México, de donde fue extraído en 1964 para ser colocado fuera del museo, con el apoyo del Ejército Mexicano ante la oposición y sabotaje de los pobladores de Coatlinchan para evitar su extracción y traslado. Si bien es conocido popularmente como Tláloc, algunos investigadores como Alfredo Chavero la identificaron como Chalchiuhtlicue, la deidad femenina del agua.

“… Un día, vino personal del Gobierno a platicar con los delegados y maestros, pues querían llevarse el ídolo a la ciudad. Aunque la comunidad no estaba totalmente de acuerdo, se llegó a un arreglo. Días más tarde comenzaron a agrandar el camino de la carretera a la cañada del agua; desenterraron al colosal monolito hasta liberarlo; lo amarraron con cables de metal a una estructura que lo sostendría, para luego colocarlo sobre una plataforma. Los habitantes, aún incrédulos, amenazaba al personal que llevaba a cabo la movilización”.


En las últimas décadas del siglo XIX, era un paseo obligado la visita a la gran escultura que se hallaba acostada en la Cañada de Santa Clara, en las laderas de la Sierra Nevada, lugar donde confluyen dos arroyos.

Se sabe que Batres fue el primero que tuvo la intención de trasladar el monolito a la Ciudad de México en un tren de carga, pero su enorme peso y tamaño lo hicieron desistir de tal empresa. En el traslado, además del arquitecto Ramírez Vázquez y los ingenieros Cué y Valle Prieto, también participaron los arqueólogos Luis Aveleyra y Ricardo de la Robina.

Para poder levantarlo “se construyó en la cantera (donde el monolito se hallaba depositado) un armazón de viguetas de acero que permitió alzar el monumento con cables del mismo material”. También se diseñó un remolque especial doble con más de 20 ejes, jalado por dos tractocamiones, capaz de soportar más de 200 toneladas, “una gigantesca plataforma rodante”.


A las tres de la mañana del 16 de abril de 1964, el enorme monolito de siete metros de alto, con 167 toneladas de peso (el más grande del Continente y uno de los cinco más grandes del mundo), irrumpió las calles del pueblo, arrastrado por dos cabezas de trailers, escoltado por militares, policías federales de caminos, arqueólogos y arquitectos.

A su paso el pueblo salió para despedirlo con música y cohetes. "La gente tenía mucho amor a la piedra de los Tecomates; cuando se la llevaron, los que en ese entonces éramos niños, salimos a darle la despedida, cantando y echándole confeti, flores y ¡vivas!, mucha gente lloraba y decía: ¡mataron a la población! Este pueblo ya quedó borrado del mapa, sin el Tláloc nadie vendrá de visita, de qué vamos a vivir.


A la salida, por el camino, los vehículos se atoraban entre árboles y casas, por lo que tuvieron que cortarlos en algunos techos. La salida se efectuó por la carretera de Texcoco, pavimentada para la ocasión. En Los Reyes, otra banda de música salió a la carretera en honor de su dios. Con una velocidad de cinco kilómetros por hora, tomó un tramo de la carretera a Puebla y siguió por la avenida Zaragoza.

El 16 de abril de 1964, la imponente escultura prehispánica, llegó a la Ciudad de México bajo un torrencial aguacero que inundó varias colonias; tras una jornada de más de ocho horas se logró su traslado desde el pueblo de Coatlinchán, en el Estado de México. Al caer la noche, se detuvieron en San Lázaro, para continuar la marcha por Reforma. Extrañamente, a las 20:40 horas cayó una tormenta que inundó diversas zonas de la capital. "Las compuertas del cielo se abrieron", con fuertes lluvias que muchos atribuyeron a los poderes del dios.

Muy posiblemente se trate de Chalchiuhtlicue, deidad femenina del agua y contraparte de Tláloc, esto apuntan teorías de expertos en iconografía, cabe resaltar que la pieza no fue terminada.



Para saber más:
Tláloc, la nostalgia de un pueblo, Judith Katia Perdigón.

Recomendación:

“La Piedra Ausente”.

El ombligo Museo Nacional de Antropología


El arquitecto Ramírez Vázquez que diseñó el Museo Nacional de Antropología también ideó una escultura para que fuera el emblema del nuevo y fastuoso museo, para esto, ideó la manera de integrar un patio central a partir del cual se distribuirían las salas de exposición. Una enorme fuente conocida como “el paraguas” es el centro y ombligo arquitectónico del museo, muy posiblemente haciendo referencia a uno de los 5 árboles sagrados que en el mito están plantados en los diferentes rumbos horizontales del cosmos.


Esa cubierta colgante se encuentra entre las más extensas del mundo y cubre un espacio de 84 por 52 metros y sirve como punto de reunión principal para los visitantes del museo desde donde pueden elegir la siguiente sala a visitar y así mismo para poder refugiarse de lluvia o de un extenuante sol, esta estructura está reforzada por cables hidráulicos que van desde la estructura superior hasta los edificios aledaños. Lo que destaca de esta composición arquitectónica es la placa de bronce que fue utilizada para recubrir el pilar central, este elemento fue ideado por Jaime Torres Bodet quien encargó a los hermanos Chávez Morado su construcción, la obra de titula “la imagen de México” y utiliza un concepto básico para las antiguas culturas mesoamericanas: la manera de concebir el universo y sus rumbos cardinales.

Toda la ornamentación del pilar central se llevó a cabo en alto relieves que tienen diferentes visiones para sus diseñadores y los hermanos Chávez Morado que lo llevaron a cabo:

Cara este: Integración de México.

En la base de la columna presenta una composición representando el pasado prehispánico de México con la aparición del águila y el jaguar, el día y la noche y manifestaciones mitológicas de Huitzilopochtli y Tezcatlipoca, entre ellos un sol naciente y una espada de acero toledano que representa el choque de dos mundos distintos, la punta de la espada penetra en un gran árbol de ceiba, que es sagrado para los mayas, en la parte superior de este árbol aparecen dos rostros, el de un indígena y el de un español, refiriendo a la naciente nueva población mexicana y sus raíces, en el capitel se encuentra un águila, símbolo nacional por excelencia.

Cara oeste. Proyección de México.

La proyección hacia el mundo inicia con las costas occidentales de México y una expedición que de acuerdo a los datos de la creación del museo se refiere a la navegación hacia las Filipinas, a partir de la composición prehispánica encontramos dos elementos que aparecen en los códices mesoamericanos: una corriente de agua y un sol poniente, haciendo referencia a lo que López Austin nombra como opuestos complementarios, dualidad para muchos otros, en el fuste de la columna, de nuevo la ceiba es atravesada por una viga de acero y también una rosa de los vientos, sobre la ceiba, que desplanta su follaje con la firma de una fisión nuclear, y como capiel, aparece un hombre con los brazos extendidos y las entrañas descubiertas acompañado por dos ramas de olivo y una paloma, símbolo universal de paz.
  
Caras norte y sur. La lucha del pueblo mexicano por su libertad.

Aquí podemos observar tres armas que hieren el cuerpo de la columna y que separadas, corresponden a cada una de nuestras tres etapas formativas como sociedad: Independencia, Reforma y Revolución Agraria, el capitel va coronado y decorado con motivos prehispánicos que corresponden a la iconografía utilizada en códices para representar la bóveda celeste. Esta composición escultórica acompañada de la estructura superior que va adherida a los edificios a su alrededor por medio de gruesos cables intenta proveer del concepto de universalidad al museo.



Para saber más:

Museo Nacional de Antropología Gestación, proyecto y construcción, Pedro Ramírez Vázquez.
La Danza de los Negros Sordos en Chihuatán Oaxaca: 
Historia y tradición. 


Durante los primeros días de agosto los Negros recorren el pueblo.

En agosto el pueblo de Chihuitán celebra a su Patrono, Santo Domingo de Guzmán. A finales de julio y principios de este mes, el pueblo organiza cuando menos tres Velas, con sus respectivas actividades alusivas. Pero además los chihuitecos presencian el recorrido de nueve peculiares personajes, que junto con dos músicos representan la Danza de los Negros. 

La danza de los negros conocida también como los enmascarados, la costumbre que se tiene con esta danza es que salen a danzar durante toda la fiesta de casa en casa en los días del primero al cinco de agosto. 

La danza de los negros sordos. Danza cuyo origen se remonta a las grandes haciendas cañeras que en la época colonial se instalaron en el territorio nacional, la crearon los naturales de estas tierras, para burlarse de los esclavos negros traídos desde África a nuestro país por los españoles, para que trabajaran en las región agrícola del estado de Morelos, y en algunas poblaciones de Malinalco, estado de México; en donde se sembraba caña de azúcar. En 1510 comenzó a plantarse en Cuba, poco después en Brasil y Perú. A México llegó junto con los primeros conquistadores. Para ese entonces los antiguos mexicanos endulzaban las bebidas y manjares con mieles de maguey, avispa y maíz, por lo que el uso del azúcar de caña fue adoptado y mezclado con el cacao, amaranto, capulines y chilacayotes. 


Así, pues la caña de azúcar comenzó a plantarse en las regiones cálidas de Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Morelos y algunas poblaciones del estado de México como Malinalco. La historia del origen de la danza de Negros Sordos, resulta peculiar, El folklore oral cuenta que de una hacienda cañera donde el hijo del hacendado o encomendero, fue picado por una serpiente y murió, el amo se encontraba ausente; entonces los esclavos negros, comenzaron a realizar algunos de sus múltiples ritos con el cuerpo del niño, tratando de devolverle la vida.

Otra versión cuenta que una mujer negra decidió venir con su hijo a América desde África, cuando éste fue capturado como esclavo. Un día al negro lo mordió una víbora. La madre, acompañada por otros esclavos negros, realizaron un rito ancestral: cazaron a la víbora y con ella hicieron una ceremonia en torno al moribundo, esperando un milagro que salvara su vida. La ceremonia además de invocaciones, consistía en bailes, saltos y gritos. Dicha ceremonia fue presenciada por los nativos de estas tierras, quienes posteriormente imitaron el ritual en forma burlesca, tiznándose la cara con los residuos de carbón que el fuego dejó durante la zafra.

Fue así como surgió la Danza de Negros Sordos que sienta sus raíces en Capulhuac de Mirafuentes, Estado de México, de este lugar habría de mudar después a San Pedro Tlaltizapán, Santa Cruz Atizapán y Gualupita Yancuictlalpan, después se diseminaría por Mezapa y otras poblaciones circunvecinas. 


La danza de negros sordos narra el acontecer cotidiano de una hacienda cañera, para ello se representa la pléyade administrativa de la misma. En ella juega un papel importante el Cuentepeco o Cuantepeco, quien recibe las órdenes del hacendado y las trasmite a los trabajadores. Habría que acotar que, desde la época mesoamericana existió una profunda relación entre tierra fría del estado de México y tierra caliente del estado de Morelos y Malinalco, estado de México, relación sustentada en el comercio. es una danza que se circunscribe dentro del ciclo agrícola, se presenta durante las fiestas de carnaval que preceden a la cuaresma. 

Antaño participaban en estas festividades dos cuadrillas, en la actualidad sobrevive una, la cual mantiene vigente la tradición, haciendo de esta la danza más bella que existe en esta tierra. En la danza podemos ver representada no sólo una actividad económica, sino también la las distintas clases sociales. Por ello la danza se organiza mediante un sistema de cargos, distribuyéndose los danzantes en la cuadrilla de acuerdo al personaje que representan, y la función que tienen a su cargo. Así tenemos al Mayordomo o patrón, Juan de la Rosa o gañán, Cuentepeco, Maringuillas, Negros sordos, María -Antonias, Guardacampo y Guardacaña.

La música que se interpreta hace que la danza se vista de alegría y colorido, son varios los sones que la componen, los cuales son ejecutados en violín, guitarra y bajo. Entre los más destacados tenemos: Venia; se interpreta al inicio de la danza, es el preámbulo con el que se pide permiso al Santo Patrono para danzar, al mismo tiempo es la salutación que se hace a Dios por los beneficios recibidos durante el año. Además de dicho son tenemos La maringuilla, La pieza del Cuentepeco, El guajito, Reliquia, Cruzado, Corte de caña, Cadena, La comida, Los gañanes, A la rorro, Paso de camino. 


En Oaxaca, el primer lugar donde se tiene referencia del establecimiento de la danza de los negros es en Santo Domingo Chihuitán, en nuestros días la danza de Negros Sordos ha adoptado un significado especial, es una danza que se circunscribe dentro del ciclo agrícola, se presenta durante las fiestas de carnaval que preceden a la cuaresma. 

Se cuenta que una mujer africana no quiso separarse de su único hijo que fue traído como esclavo a la Nueva España, decidió acompañarlo; el negrito fue asignado al trabajo de la zafra en una trapiche cañero, un día fue mordido por una víbora, la madre alarmada acudió acompañada de los demás esclavos a recoger a su hijo, que entre espasmos se debatía entre la vida y la muerte, los esclavos siguiendo el rito de sus ancestros aprisionaron a la víbora y con ella hicieron una ceremonia junto al lesionado, esperando que por un milagro se aliviara.

Mientras esto sucedía los esclavos indígenas del trapiche contemplaron con asombro la escena, los movimientos, voces y palabras que los esclavos negros pronunciaban. Con el tiempo los indígenas no sólo reprodujeron lo que miraron, sino que lo convirtieron en una danza ritual de fertilidad para los campos, donde los personajes de la Maringuilla y la víbora lo demuestran representando a la madre Tierra que da sus frutos en forma de caña de azúcar. 

Resulta peculiar la forma en que la tradición oral relata cómo surgió la danza de Negros Sordos. En Chihuitán existen varias versiones, una de ellas dice que: Doce negros africanos fueron traídos como esclavos a la Nueva España, con uno de ellos venía su esposa. Al llegar a la América Septentrional fueron asignados a la zafra en un trapiche cañero. Cierto día el esposo de la negrita fue mordido por una serpiente, la mujer alarmada acudió acompañada de los otros once esclavos a recogerlo, el negro entre espasmos se debatía entre la vida y la muerte, la negra siguiendo el rito de sus ancestros capturó a la víbora y con ella hizo una ceremonia junto al lesionado, esperando se aliviara. El milagro ocurrió, el negro salvó la vida. Los danzantes tradicionales afirman que esos doce listones se deben portar el primer año que se baila, posteriormente cada año deberán incorporar a la máscara un listón más.

El nombre de la danza también se explica de la siguiente manera: En la época de zafra en las haciendas cañeras, al quemar los cañaverales y recoger la caña, los trabajadores se llenaban de tizne tanto la cara como el cuerpo quedando cual negros, de ahí el nombre. Por otra parte, la máscara que utilizan los danzantes que representan a los negros se elabora en forma de casco que les cubre toda la cabeza, antiguamente se fabricaba en manta, en la actualidad se elabora con papel y se pinta de negro, tiene orificios para los ojos, nariz y boca, pero no existen en ella orificios para las orejas, de ahí el nombre de la danza Negros Sordos.


La maringuilla es un danzante vestido de mujer; viste un traje llamativo con velo o ropón en la cabeza que le cubre el rostro y una mascara de mujer. Elvestido llamativo denota la orientación de los evangelizadores para inculcar la nueva religión a los indígenas, quienes usaban esta prenda cuando les eranadministrados los sacramentos eucarísticos que en la liturgia católica significan pureza.

Lleva en la mano un sacual envuelto en una pañoleta donde va oculta la serpiente de madera, atrapada, sometida, para poder hacer la curación toda vez que representa al pérfido reptil que asestó su picadura mortal al negro del cañaveral. Se complementa el elenco con un pilatos desarrapado y travieso, que cubre el rostro con una careta o máscara, montado en una vara larga con cabeza de caballo; corretea a los niños que a veces se espantan.

Este conjunto coreográfico se conoce como una "cuadrilla" y se integra con 9danzantes y una "maringuilla". Se colocan dos al frente y el caporal; dos en segundo plano y la maringuilla, dos en la tercera fila y el xocotillo (niño). La música se acompaña con instrumentos europeos, un violín y una guitarra, los negritos de la sierra usan castañuelas. En casi todos los sones, la maringuilla baila con el caporal y después con cada uno de los negros, a veces baila un negro con otro. Durante el zapateado se baila con el cuerpo inclinado y los brazos caídos (en actitud tal vez, de búsqueda de la culebra malvada); otras veces, con el brazo izquierdo, con el puño cerrado, cubriéndose el vientre.



Fuentes: Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos, suplemento cultural del Comité Melendre, publicado en EL SUR, diario independiente del Istmo. Año II, N° 54, Dom 04/Ago/2013. 

VII Coloquio Internacional Afroamérica. Año de inicio del decenio internacional de los afrodescendientes 2015, Reconocimiento jurídico afromexicano: Organizaciones sociales de la Costa chica. J. Jesús Ma. Serna Moreno. 

VII Coloquio Internacional Afroamérica. Año de inicio del decenio internacional de los afrodescendientes 2015. Raza y racismo. Traslapes y confusiones, Nemesio Juan Rodríguez Mitchell.





viernes, 17 de marzo de 2017

En escritos pasados hemos revisado la riqueza arquitectónica y de acervo resguardado en el Museo Nacional de Antropología, pero ¿qué hay del lado humano del museo? Esto también es un punto importante, conocer y saber más del recinto directamente con personas que le dan vida y ayudan en el tema de la conservación y difusión de nuestro pasado prehispánico, el lado humano del museo representado por sus trabajadores y por las personas que permiten que este gran recinto cobre vida. 

Para esto, le pedimos a un buen amigo de Visitas arqueológicas de México nos relatara un poco de lo que significa para él trabajar en dicho recinto, esto fue lo que nuestro amigo Roberto Vieyra nos comentó: 

“… El Museo Nacional de Antropología es un orgullo para todos los mexicanos, en él se encuentran resguardados los tesoros de nuestras culturas antiguas, y su colección arqueológica y etnográfica es una de las mayores del mundo. 

Tengo la enorme fortuna de trabajar en este gran museo desde hace 13 años, y a diario es una gran experiencia y enorme responsabilidad, llegar y entrar a las salas para realizar mi trabajo, que consiste en dar mantenimiento a las maquetas y las reproducciones, hacer escenografías para las distintas exposiciones temporales y reproducir piezas del acervo arqueológico para otros museos, o bien, para el mismo museo. 

Todos mis compañeros y yo, ya sean de museografía, servicios generales, servicios educativos, administrativos, servicios de divulgación, etc., tenemos el compromiso de que el museo este siempre listo para la llegada de los visitantes nacionales y extranjeros. 

Para todos ustedes que ya han estado o estarán en el museo, estén seguros que es toda una experiencia que no se olvidara fácilmente, ya que el contacto visual con las obras maestras de los Mayas, Mexicas, Teotihuacanos, Toltecas, Zapotecos y Olmecas, los dejaran con alguna sensación, ya sea de asombro, curiosidad o fascinación. 

En el tiempo que he laborado en el Museo de Antropología he visto a todas las clases sociales admirando las grandes obras de las culturas antiguas de México, desde niños que van en grupos llevados por sus maestros de escuela, familias completas, parejas de novios, personas que van solas, grupos de personas de la tercera edad, y bueno, también he visto Reyes, Reinas, presidentes, embajadores de todas partes del mundo, y hasta personajes públicos como artistas de cine nacional e internacional. Todos admirando nuestro gran Museo. 

Por todo esto, les aseguro que la visita al Museo De Antropología es inolvidable y nos deja con las ganas de querer regresar. Así que disfruten siempre la visita al Gran museo Nacional de Antropología, todos son bienvenidos”. 

Roberto Vieyra